martes, 25 de mayo de 2010

Eduardo Mitre



En la foto los poetas Ángela Zapata, Colombiana, Eduardo Mitre de Bolivia y Sakaria Mohammed, palestino-

Reseña biográfica
Poeta boliviano nacido en Oruro en 1943.
Estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Simón y luego viajó a Francia donde realizó estudios de literatura
francesa. Radicado posteriormente en los Estados Unidos, se doctoró en la Universidad de Pittsburgh con una tesis
sobre la poesía de Vicente Huidobro.
Ha sido profesor en Columbia University de Nueva York, en la Universidad Católica Boliviana de Cochabamba
y en Saint John"s University de Nueva York. Es además, Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua.
Su obra poética comprende las siguientes publicaciones: "Morada" en 1975, "Ferviente humo" en 1976, "Mirabilia"
en 1979, "Desde tu cuerpo" en 1984, "El peregrino y la ausencia" en 1988, "La luz del regreso" en 1990, "Líneas de otoño"
en 1993 y "Camino de cualquier parte" en 1998.
Como antólogo publicó "El árbol y la piedra" referente a la poesía boliviana contemporánea.
Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano,portugués

El viento

1
Pasa por esta calle,
como al comienzo
camino de cualquier parte
2
Pasa sin pensar en nada,
y todos ya piensan
en una emboscada.
3
Ala sola en el espacio,
bate puertas y ventanas
escapularios contra su paso.
4
Tiemblan las cucharillas
las tazas , los platos,
sin saber lo que pasa.
5
Sembrador de reflejos,
segador de miradas
pasa por los espejos
sin que le vean la cara
6
En las mangas del árbol
desliza el brazo
y saca la mano
llena de pájaros
7
Atraviesa la lluvia
como un camello
y pasa entero
por el ojo de la aguja
8
Combate con el mar,
cuerpo a cuerpo
y deja a las olas
con los crespos hechos
trenzas de espumas
9
Baila con las palmeras
reclinadas en su pecho
y saben a bodas eternas
la hora y el universo
10
Ávido de mundo,
lame ciudades y puertos
no se detiene en ninguna
peregrino como el deseo

11
se interna en los hospitales
en el pecho de los enfermos
y en las madres que nacen
entre tanatos y eros
12
gira en espiral hacia adentro,
con el otño en las hojas,
y abre el arca de los recuerdos
en el sótano de la memoria

Con la lengua

Deseo escribir una loa
en honor de tu sexo:
Nido oculto entre la fronda
y las lomas de tu cuerpo.

Abro el Diccionario
de la Lengua Española.
Suavemente mis dedos
separan sus sabias hojas.

Leo, releo y, tras una pausa,
transcribo al pie de la letra:
Adufa: plancha, compuerta
para cortar el paso del agua.

Corola: segundo verticilo
de las flores completas...
Brasa: carbón encendido,
rojo por la total incandescencia...

Salto, chispeante, a la zeta:
Zaguán: espacio cubierto
situado dentro de una casa,
y que sirve de entrada a ella...

De "De Seca en Meca"



Desde un puerto

Ese barco era un árbol
y ahora
el mar piadoso
en cada ola le borra
el recuerdo de un pájaro.
Así, en cada amante,
al indefenso ausente
-sin rumor ni sangre-
rasgo a rasgo
el tiempo borra.
El tiempo, y el mismo amor
que -ávido de ser-
hunde su memoria en otra piel
ya un cuerpo en otro inmola.

Olvidar es morir
y renacer otra persona.

De "Líneas de Otoño"



La ausente

Emigran los pájaros
pero se quedan
el árbol y el tiempo.

Tengo miedo.

Hay mucha trampa
y poca luz
en el recuerdo.

Tengo miedo.

Qué pena, amor,
que tu presencia
dependa tanto de tu cuerpo.


De "Líneas de Otoño"


Los amantes
Oh noche amable más que la alborada
San Juan de la Cruz

Amable más que el alba:
la noche en la ventana.
En el cuarto la penumbra
como un ave que no acaba
de posarse o alzar vuelo.
Y ellos
sobre la sábana
en feroz y dulce duelo
buscando el centro
de su ceguera iluminada.
Ellos: dos cuerpos en uno
en jadeante ascenso
al vértigo mutuo
que los completa y desgarra.
Luego el sueño que los acoge
y guarda sus miradas
hasta que la espada del día
los arroja de nuevo
a calles repletas
de caras vacías
y niños hambrientos.
Y la luz que los ve alejarse
parpadea en el viento.

De "Líneas de Otoño"


Para un adiós

Un abrazo y palabras entrecortadas
habrán dicho el adiós increíble.
Y entre tu cuerpo y el mío
manará sin cesar la distancia.

Como se apela a una hierba mágica
para sanar del mal de ausencia,
escribiré entonces estas líneas.

Y si el tiempo que une y que separa,
lo entrega un día a tu mirada,
léelo, mas no vuelvas la cara.

Hermosa y feliz en tu presente,
no cometas el error de Eurídice;
que yo, al recordar tu dulce voz,
cuidaré que me aten como Ulises.

De "Líneas de Otoño"



EDUARDO MITRE

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