lunes, 22 de marzo de 2010

Daniel Día

























Niño con la Cruz
(Noche de Navidad)

A Daniela Cardona en sus 8 años
A Ana Sofia Montoya a sus dos días de nacida

Esta noche a las doce nace como hace dos mil años el que luego morirà crucificado
como hace dos mil años Año trás año celebramos este nacimiento y no
aprendemos a nacer y año trás año lo matamos y no aprendemos a morir
Crucificamos al hombre y no aprendemos a vivir esta pasión los ocasos
En la víspera del nacimiento anuncian Qué será la vida esos colores sutiles
la felicidad única de la infancia ese rojo intenso de la muerte una niña espera todos los años a que nazcas pero después nadie se acordará de ti ni pensará que eres el mismo que tiene asegurado el destino sólo tu sabes sin nacer aún el día de la muerte gozamos y bebemos hasta emborracharnos lanzamos pólvora y disparamos contra el mundo sacrificamos al cerdo y al pavo sin imaginarnos el hambre por que existe otra hambre universal insaciable regalamos objetos sin saber que ya nada puede salvarnos que el objeto que nos dan costará un ojo de la cara y en fin todos los años vienes a este mundo a sufrir y celebramos hasta en el dia de tu muerte.

Daniel Día.

Titulo y poema motivados por el poema:"Cristo con la Cruz, por el Bosco" del poeta mexicano José Emilio Pacheco en su libro: Los Trabajos del Mar.





La Noche



Cada vez la noche

más pesada entre la manos

más densa entre los parpados



Se posa en el rostro

oscureciendo las sienes

opacando los ojos

allá en el fondo de los ojos

que guardan el origen de la noche



Se aunan a esta noche

estrellas de otra noche

distante ya



Así te miro

no con estos ojos

sino con la noche

que se plasmó en el rostro



No hay puerto más profundo

que la distancia

en ella se deshace el horizonte

y se traza el olvido



Se disipa el insomnio

con la evocación de tu nombre

y el eco interior replica nombrándolo

¡ausencia! ¡ausencia!



Sólo nos pertenece en dominio

la lejanía

ese vasto territorio de púas

y la Noche insondable de soledad

extensión del bien perdido

reminiscencia de la luz

que fundara auroras y crepúsculos



Déjanos permanecer en el estambre

que el polvo sacuda nuestra existencia

que abril retorne con sus palpitaciones

de agua y sed

para signar la edad de la nostalgia

que el viento sostenga

el equilibrio de los huesos

El aire cruje a cada paso

hacia el designio

y la noche rumora

con sus enclaves de silencio



Estás más allá de la distancia –lumbre

los ojos se apagan por no verte –lumbre

ni siquiera la canción alcanza para rozarte –lumbre

ni el eco y sus prolongaciones de oquedad

te alcanzan ni la sombra de la sombra



La Noche reina

con sus fundaciones de oscuridad

entre la niebla



Desaparecen los contornos

de la esencia

y la palabra se alza sin nombrarte



Al escribir nombrarte

te anuncias en el aire

y sólo queda un vacío entre la boca

que ni los dientes muerden

un aire frío entre los ojos

y un rastro sobre la página en blanco

de donde se alejan las hormigas del insomnio

en las manos la otredad del silencio



Así como la piedra contra el muro

astilla el ámbar petrificado

ante la noche el cuerpo frágil

se debate



La promesa de los huesos

¡resistir!

anuncia el polvo

sustancia que el tiempo elabora

para esparcir la existencia



Permite que el viento palpe la osamenta

que se torne música la médula

y sean las cuencas tu Morada



La ceremonia de la Noche

restablece el vínculo con la noche primigenia





Es otra edad la que cantamos

otro el estremecimiento de la piel

otros los círculos del olvido

otras las espirales de la memoria



En los cuencos de las manos

retorna el agua bautismal

al mar placenta

al plancton cósmico

a la entraña madre de la Noche



Del polvo a la luz

al vórtice donde todo fue comienzo

a la Noche de todos los tiempos



¡Oh! Noche

asiste a nuestros ojos

como quien asiste al nacimiento de la luz



Retorna la comunión de la sangre con los astros



Daniel Día



A la memoria de mi padre.

Abril 26 de 2010, en tiempos de Síglope.

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