lunes, 16 de noviembre de 2009

Eternamente Marcel Proust




fragmentos
Por El Camino de Swann


La mayorìa de las personas que conocemos no nos inspiran màs que indiferencia; de modo que cuando en un ser depositamos grandes posibilidades de pena o de alegrìa para nuestro corazòn, se nos figura que pertenece a otro mundo, se envuelve en poesìa, convierte nuestra vida en una gran llanura donde nosotros no apreciamos màs que la distancia que de èl nos separa.


Swann le pedía a Odette que tocara la sonata de Vinteuil ,aunque Odette tocaba muy mal ,pero muchas veces la visión más hermosa que nos queda de una obra es la que se alzó por algunos sonidos falsos que unos torpes dedos iban arrancando a un piano desafinado. Para Swann la frase continuaba espiritualmente asociada a su amor por Odette .Bien sabía él que ese amor no correspondía a nada externo que lo demás pudieran percibir y se daba cuenta de que las cualidades de Odette no justificaban el valor que concedía a los ratos que pasaba a su lado .Y más de una vez ,cuando dominaba en Swann la inteligencia positiva, quería dejar de sacrificar tantos intereses intelectuales y sociales a ese placer imaginario.Pero la frase ,en cuanto la oía ,sabía ganarse en el espiritu de Swann el espacio que necesitaba ; y ya las proporciones de su alma se cambiaban y quedaba en ella margen para un gozo que tampoco correspondía a ningun objeto exterior y que sin embargo ,en vez de ser puramente individual como el del amor imponía a Swann con realidad superior a la de las cosas concretas.



Cada vez que pienso que he malgastado los mejores años de mi vida, que he deseado la muerte y he sentido el amor más grande de mi existencia , todo por una mujer que no me gustaba, que
ni siquiera era de mi tipo.


Mira Odette,ya sé que te soy tedioso ,pero no tengo más remedio que hacerte una pregunta ¿te acuerdas de aquella cosa que se me ocurrió a propósito de ti y de la señora Verdurin ?
dime si es verdad con ella o con otra (...)
Ya te lo he dicho lo sabes muy bien , -añadió irritada y triste
Sí, ya, ya; pero, ¿estás segura?
no me digas, ya te lo he dicho ,dime nunca he hecho esa cosas con ninguna mujer
Ella repitió con tono irónico y para quitársele de encima:
-Nunca he hecho esas cosas con ninguna mujer .- ¿quieres jurarmelo por tu medalla de nuestra señora de Laghet ?
Swann sabía que no se atrevería a jurar en falso.
-calla no sabes lo que me haces sufrir - exclamó escapándose con un brusco movimiento
del aprieto de la pregunta (...)

Yo nunca te hablo más de lo que sé y siempre me callo más de lo que digo pero tú confesando
endulzarás eso que cuando me lo cuenta otros me inspira aborrecimiento hacia ti . si me enfado contigo no es por tus actos esos te los perdono porque te quiero ,sino por tu falsía
por esa absurda falsía de negar cosas que sé (... )

Júrame por tu medalla si has hecho o no eso
_y yo que sé _ respondió colérica_; quizá allá hace mucho tiempo dos o tres veces,
sin darme cuenta de lo que hacía .
Swann ya había previsto todas las posibilidades .pero indudablemente entre la realidad y las posibilidades hay la misma relación que entre recibir una puñalada y y ver cómo pasan las nubes levemente por encima de nuestra cabezas porqué esas palabras "dos o tres veces" se le grabaron como una cruz en pleno corazón.
! Qué cosa más rara eso de que unas palabras "dos o tres veces",así a distancia ,puedan desgarrar el corazón como si le tocaran , y envenar como un tóxico que se ha ingerido !
Swann pensó , sin querer, en aquello que oyó en la reunión de la marqueza de Saint Euverte:"desde lo de los voladores que dan vueltas no había visto nada tan emocionante"
El dolor que sentía no tenía parangón con nada de lo que se había figurado .no sólo por que en sus horas de más desconfianza no había llegado tan lejos en sus figuraciones ,de cosas malas ,sino porque aquella cosa, si llegó alguna vez a su imaginación ,era de modo vago e incierto sin el error particular que se desprendía de esas palabras :"Dos o tres veces"sin esa específica crueldad tan distinta de todo lo conocido antes, como una enfermedad que se padece por vez primera .

MARCEL PROUST

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