sábado, 7 de julio de 2012


EL DESARRAIGO



Sobre esta tierra que has llenado de pasos

Todo parece volver a su lugar de antes,

La antigua calle poblada de fantasmas

Olvido y recurrencia de los años

Regresa ahora impredecible

Atrapada en la cicatriz de tus cansancios.



La anciana de pupila marchita

Desovillando el hilo de la trama,

Sigue sentada en el sillón del tiempo

Repasando entre dedos

Las cuentas infinitas de sus rezos,

Mientras una araña inmortal

Teje en su párpado

La casa donde dios duerme profundo.



Conspiran hachas invisibles

Bajo tu eterna planta,

Puente fugaz entre el pasado

Y la incierta presencia del mañana.



No habrá otra identidad para tus huesos

El espejo que ayer te mintió

Hoy vuelve a revelarse:

Dice que eres esplendor de otro,

Fruta prohibida con sabor a prójimo,

Extraño recuerdo de ti mismo

En la constante sucesión del sueño.



No habrá otra palabra para nombrar

La sed del mundo

Que se desborda en la copa de tu labio,

No habrá otro amor para tu piel

Desencontrada

Y aquella única mujer que amaste

Se repite interminable y cotidiana

En un ritual de máscaras.



No habrá otra voz

Sino el lenguaje del yo desarraigado

Un solo sueño eres

Que arrojó el azar por la baranda

Una sola historia, un solo odio,

Un solo amor…

No habrá otro hogar, ni otra parcela

Ni otra patria

Más allá de los linderos

De tu exigua morada.



Everardo Rendón Colorado

Del libro Memorias de la sangre

¡Calla o dí algo mejor que el silencio!