domingo, 20 de febrero de 2011

Poemas de Jairo Guzmán




SOLEIL MARIE


I.

Te hablo desde un lugar sin nombre
Donde tu rostro aparece entre olas de oro

La esmeralda de los cielos es tu atuendo
Y tus brazos son ramajes de rubí etéreo

En las moradas donde se escucha tu voz
Hay un misterio transformado en canción

Tu cuerpo es tu danza y tu danza el reino
Del delirio por el que un dios resucita



II.


Vuelves a mi sueño en mi velar te veo
Avanzas entre bosques ramas de agua lianas

Espigas de trigo estelar nacen de tu canto
En torbellino de placeres ascienden los deseos

Las praderas donde late el sol ante ti se extienden
Vienes con la alegría de una fuente de pájaros

De tus bosques íntimos me llegan los sonidos del mar
Por la gracia de tu rostro me desvanezco en tu boca



III.


Con las bendiciones del azar canto en tu regazo
En los hilos de oro de tu voz se posa un pájaro lunar

Mientras los acordes celestes dan inicio a la noche
De tu figura brota una niña que cabalga un esplendor

Los volcanes del corazón deliran con tus amores
De los vértigos solares brotan los árboles que te arrullan

Te veo en un lago te veo entre la bruma te veo azul
Tú eres un relámpago un súbito de cuarzo la marea del enigma





LA ROSA


Ángel de alas
concéntricas
que son párpados
extendidos
al delirio de la nube
que hacia ti avanza
para cubrirte
con su alfabeto tornasol
de briznas de agua

Desde el cenit
te ves flotando

Frente a ti
te ves atado a la tierra
con un cordón de espinas

La tierra quiere detenerte
y tu delirio es el sol

Flotación y Gravedad
te disputan
por los dones de tu milagro
porque eres un enigma
con forma de torbellino en reposo
a cuya aparición
le anteceden manos
que domaron a los monstruos de Arborescencia

Esas manos acariciaron la espina
y de esas nupcias
brotaste
pleno de mensajes
cifrados en tu silencio

Tu actitud
es la de quien escucha
las lisonjas del sol
el cíclope pelirrojo

Los himnos a tu fragilidad de umbela de éter
serán entonados
con acordes de rocío
cuando tus alas se desprendan
y ya no esté el altar de tu figura



TODO PAISAJE ES LA ELEGANCIA DEL OJO

Paul eluard necesitaba pájaros para hablar a las multitudes.

Si los poemas son los pájaros, el cielo es el templo de la voz.

Mientras el mundo se estremece de horror, en algún silencioso rincón se mantiene viva la memoria del canto, de la palabra que se prolonga como una arboleda extendida en la sed de un animal, extenuado en el desierto.

Animales en el desierto del afecto; del hombre, el extravío heredamos como moneda gastada en su errancia.

***

Soportar siglos de nihilismo y guerras ha sido asunto de la poesía y su buen humor o su excesiva lucidez, para no lamentarse; sí danzar, para lanzarse luego al abismo de ser; su vertiginosidad, el enigma de sabernos otro que es un espejo de otro que se va hacia lo desconocido: por eso el canto, la palabra que nos envuelve y nos habita para humedecer la garganta o para que los animales duerman.


***


Ya no más sobresaltos. Las calles son de los soñadores. La noche no es el imperio de los celadores. La noche es la bondad de los astros.
Ese chorro de estrellas es la risa de un dios: carne celeste, luz por donde nos escapamos como si fuese un pasadizo hacia la claridad.

Todo paisaje es la elegancia del ojo.

***

El milenio que transcurre con tanta rivalidad, agrede al cielo. En un poema de Jorge Luis Borges “la carnicería rubrica como una afrenta la calle” y Coleridge nos revela que “el cielo profundo es, de todas las impresiones visuales, lo más afin a un sentimiento”.

***


¿Quién? ¿Qué engendrará la voz que al sonar crea la montaña o el río?

Nos da miedo quedarnos descalzos: el animal de los sueños nos puede conducir a parajes espinosos, de zarza camuflada en el herbaje.

Ya no morimos más. Nuestra cabeza es un río. La lluvia, una muchacha. Dios se fue en una bicicleta.

***

Nuestra bicicleta extática no necesita espejo. En las estrellas no se usan esos artefactos de la vacuidad poblada.

Lo increado creante que engendra es lo que preña al poeta y lo vuelve madre.

Nunca podré asimilar la perversión de los espejos.
Volvamos a huir de los colmillos de cronos.

No extenuarse más vociferando el cólico de un mendigo, en la plaza pública del país de los sordomudos.

A reír con el poco oxígeno que nos queda.

Por favor olviden los relojes en las escaleras eléctricas de los grandes supermercados. Estaremos esperándote, aguacero de mayo.

***

Sin una brisa constante nos da sueño. Queremos la ondulación del aire, no lo queremos arrugado como inservible papel. Los hombres son ahora más bestiales: su rudeza es aplicada con sofisticadas máquinas y manos ortopédicas.

Un lodazal. Un centro de reclusión de animales enfermos es lo que te han creído, tierra. No tengas piedad. No lo necesitas. Mejor envíame una tórtola y regálale a mis amigos un pájaro carpintero. Un plátano maduro. Granitos de arroz. Una lechuza.

***

Animales a la deriva en la vastedad.

Los carnívoros, sin dientes. Los herbívoros , sin hierba para comer; nosotros, sin yerba para fumar. El agua se evapora. Nos consumimos. Festin de las moscas nuestros cuerpos aquí en Etiopía. ¿Recuerdas?
Y esas vacas tan flacas que parecen sábanas cubriendo cuatro palos enterrados a lo lejos. Son espectros del paraíso.
Dios de las sequías: recoge los huesos que la tempestad dispersa en la extensión maldita.
No te apiades de nosotros.

***

La estatua sin párpados finge cuidar el parque donde, ya decrépitos, los bebedores de alcohol impotable perecen.
¿A dónde fue a parar aquel que, pícaro, decía llamarse Rodolfo Valentino?
Se fue volviendo cojitranco y el brazo izquierdo se le encogió y torció. Ya no hablaba: emitía gruñidos para solicitar una moneda. En plena canícula le veíamos reposar a la sombra del casco de vaca reverdecido: una eterna noche lo agobiaba. Muro de negrura entre Dios y el ojo.

***

Pienso en el poeta boliviano Jaime Sáenz y su percepción de la noche: esa membrana en la que el alcohol abre surcos por donde se accede a la lucidez total.
En un poema nos advierte que la noche será un mito más.
Los tecnólogos tendrán preparada una cápsula, quién sabe de qué, para abolir la noche en aras de la esclavitud, de la fuerza bruta del dinero.
La noche sería una referencia en un libro electrónico, registrada como un capítulo muy exótico en ésta novela narrada por el volatinero loco.

Señores del tribunal.


LA LETRA Y SU CRIMEN


Dedicado a Carlos Moreno



“Mi gloria no consiste
en podrirme en los salones”

César Dávila Andrade

1.

La letra y su crimen
Se confabulan
Para que me desangre
Mientras el misterio
revela
Lo que la luz oculta

2.

Soy un animal de la noche
Que atraviesa el día
Como quien se traga una
hoguera

3.

“En venta lo que los judíos
no alcanzaron a vender”


J. A. Rimbaud

El horizonte se desangra
En los ojos del comerciante

4.

Con hilos de sangre
La tejedora
Borda el sudario
del
Hijo asesinado

5.

Al saltar
desde
El palacio sangriento
hacia
El prostíbulo de ratas

Quedé en flotación
en una
Interzona de
Laberintos de luz

6.

Vamos llegando
a
Los abismos ígneos
a
Los lagos de flama
donde
Peces de alcohol
danzan acordes
de
Los soles evaporados

7.

Todo se derrumba
Los emblemas de la muerte
se erigen sobre
patíbulos de rosas
que son
los orinales de
papas
políticos
comerciantes
sicarios
putas
y tombos

8.

Los muertos reclaman
su voz
a través de ésta
palabra
por la que
el girasol de huesos
se mueve
a ritmo de
colibrí disolviéndose
en
cielo de ácido


9.

El ojo es
La zona oscura
Necesaria a la luz
para que
La visión
Sea


10.

El lenguaje
es catastrófico

Mucho más
si vibra en cantos
entonados desde
las cúspides de la poesía

11.

De todo este devenir
entre putas
gamines
y criminales

-Intoxicado de mundo-

Queda un pellejo
y un corazón maltrecho

La repugnante
Ley del crimen

Marca el paso.


Textos. Septiembre-Octubre. 2004. Medellín


ORACIÓN


¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Sé que nada te importo
Sé que no te percatas de mi divinidad
Aún así no te he abandonado
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Te veo como una niña de éter
en columpio de diente de león
entrelazada a un esplendor
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Agradezco tu compañía
durante mi errancia
por los caminos abruptos
Tambien te doy gracias
por revelarme
que el infierno está vacío
y me puebla
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Deberías cuidarte un poco más de mí



LA MUERTE

La muerte es un espectro
que no tiene ojos
ni oídos

Es una cosa sin rostro
experta en relaciones
públicas

No se baña
pero canta en las lagunas
y usa tu nombre

Se sabe de memoria
todos los números
de teléfono
y le ordena a las momias
que nos den un besito

La muerte
antes de existir
no sabía que iría al cine
y a ti se parece
cuando te miras
en un espejo de sangre
cuando te quedas
sin brazos
y se te cae la cara

La muerte
es una autosugestión
crónica
es un problema psicológico

La muerte
es una alucinación colectiva
que se convirtió

en un suceso tan real
como un mordisco

La muerte
debería cambiar de oficio
debería volver
a su burdel de sombras
y que por favor
no me moleste